El ejercicio aeróbico es el ejercicio físico que necesita de
la respiración. El aire que tomamos es suficiente para cubrir las necesidades
de ese vital elemento. Entonces, cualquier actividad que cumpla con ello se le
denomina aeróbica, independientemente de su intensidad o duración. Por ejemplo,
ejercicios comunes como caminar, trotar, bailar, esquiar, montar en bicicleta,
nadar, etc.
Beneficios:
ü Fortalece el corazón al hacerlo latir
más fuerte.
ü Disminuye la grasa corporal.
ü Desciende la presión sanguínea.
ü Reduce el colesterol malo y mantiene
en niveles normales el bueno, lo cual disminuye en forma considerable los
riesgos de ataque cardíaco.
ü Ayuda a perder peso, por el uso de
calorías como combustible.
ü Disminuye tensión y estrés.
ü Aumenta fuerza física y autoestima.
ü Acelera el proceso de absorción y
desecho de las grasas, al grado que una vez finalizada la sesión el cuerpo
tiende a quemar más calorías, preferentemente de la grasa, aun en reposo.
ü Colabora en la eliminación de toxinas
a través de respiración más eficiente.
Para
ejercitarse correctamente:
ü Conserve un nivel de hidratación
adecuado, ingiriendo alrededor de un litro y medio de agua antes, durante y
después del ejercicio. Debe saberse que la tasa de absorción del intestino es
de unos 200 ml (vaso de agua) cada cuarto de hora. Beber mucha agua en un
periodo corto de tiempo puede generar molestias intestinales (típico dolor del
costado).
ü Para alcanzar buenos resultados, la
duración de la rutina debe ser de al menos media hora.
ü Realice un calentamiento previo de
alrededor de 10 minutos para evitar lesiones musculares.
ü Lleve ropa holgada (preferentemente
de algodón) y utilice calzado cómodo.
ü No utilice ropa calurosa para sudar
tal como faja y bolsas de plástico en el cuerpo pues lo único que hará es deshidratarse
sin llegar a quemar grasa.
ü Antes del ejercicio realice un
movimiento articular.
ü Después del ejercicio estire
músculos, esto evitará lesiones y dolores.